lunes, 25 de octubre de 2010

Manto oscuro

...La oscuridad prácticamente podía palparse...
 
Una noche fría y oscura, con sombras que amenazaban con acechar a cualquier ser que diera rastros de vida para acallar sus movimientos era armónicamente acompañada por un seco manto de silencio, un silencio que ninguna criatura podría atreverse a resquebrajar...
 
Excepto él...
 
El crepitar de las hojas contra sus pies en su elegante y sigiloso andar hacían entrever que simplemente él ya estaba adaptado a tal oscuridad, y que ya bailaba serenamente un vals al ritmo del silencio con la misma muerte; Ante él parecía que la oscuridad misma se acentuara y que el silencio lo envolviera evitando que el crepitar de sus pasos fuera audible a tan sólo un par de metros... Si él lo deseara, el mundo entero crepitaría bajo sus pies, pero eso no había pasado aún...
 
...Por qué?
 
El inequívoco andar de aquel taciturno ser se detuvo a la vez que éste cerró tranquilamente los ojos...
 
Un silencio completamente sepulcral, y una danza ilimitada de sombras que se arremolinaban a su alrededor, parecían agitarse desesperadamente a la espera de su próximo movimiento, el más mínimo, un movimiento producto de la respiración, un movimiento reflejo producto del frío circundante, un parpadeo, tan siquiera un latido procedente del sitio donde se supone debía encontrarse su corazón...
 
Nada...
 
...Había vida en aquel ser?
 
Algo es seguro, en el fondo de su mirada recien abierta de nuevo, había un efímero destello de vida, destello que parecía ser tan ínfimo que nadie podría notarlo, o al menos eso creía él...
 
...Sus recuerdos comenzaron a aflorar, y con ellos un ligero soplo del dios Eolo acarició suavemente su cabellera, haciéndola mecerse en silencio en dirección a las sombras danzantes...
 
...Ojos color amatista...
 
...El primer recuerdo de aquel oscuro ser fueron precisamente unos ojos color amatista...
 
Fueron la primera imagen que sorprendieron a quien en aquel entonces era un alegre joven que ignoraba que esos preciosos ojos de aquel color tan poco común serían el portal que lo guiarían a su propia perdición...
 
Era una cálida tarde veraniega, y aquel joven corría apresuradamente debido a un mensaje que había recibido... No quería llegar tarde para presentarse ante quien lo había intrigado tanto en su correo, ya que aquella dama con quien se encontraría le aseguraba que su vida era muy especial, algo que nadie le había dicho antes... El agitado crepitar de las hojas bajo sus pies anunciaban su rauda llegada al sitio convenido, pero ante un cálculo erróneo de distancia, el distraído joven había tropezado con la mujer que aguardaba su llegada, haciendo que juntos cayeran al suelo, quedando él encima de ella...
 
El joven intentó ponerse en pie nuevamente, pero al observar aquellos ojos quedó completamente obnubilado con su belleza, que sólo contrastaba con la tristeza que en ellos habitaba libremente...
 
La joven y bella mujer, sin moverse, sólo atinó a decir...
 
-Es una verdadera lástima que todo vaya a suceder de éste modo... he venido por tí...-
 
Ignorando por completo el significado de las palabras de la joven, él apenas reaccionó para levantarse y tímidamente ofrecer su mano a la chica para que ella se pusiera en pie, a la vez que contemplaba su delicada silueta, enmarcada en un precioso y ajustado traje de color negro, que realzaba con su corte la figura estilizada de la joven al tiempo que aquel color realzaba la melancolía existente en su rostro...
 
Ella posó su mano en la mejilla del joven, y la deslizó suavemente en una caricia cargada de ternura y tristeza, a la vez que le decía...
 
-Hubiera querido que no fueras tú...-
 
-De qué hablas?- exclamó intrigado el joven...
 
-De tu destino... no puedes escapar de él, ni tampoco yo...- repuso ella con una gran presencia de dolor en sus palabras... -Pronto comprenderás, pero... tan sólo por esta noche, deseo recordar lo que es la alegría... podrías ayudarme a recordarlo?- agregó a la vez que tomó la mano de él, quien notó el suave pero gélido contacto de su mano, delicada, pero aparentemente sin vida...
 
Por toda respuesta, él besó suavemente el dorso de aquella fría mano, sintiendo cómo sus labios se helaban ante tal contacto... un leve suspiro salió de los labios de aquella dama, quien esbozó una pequeña pero realmente bella sonrisa, que causó que su interlocutor quedara prendado de aquella dama...
 
...Ahora la noche se cernía rápidamente sobre aquellos seres, envolviéndolos en una danza rítmica pero silenciosa...
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...Ahora para él sólo importaba la compañía de aquella dama... Guiándola hacia un jardín de rosas color carmesí que él conocía bien, ya que era la fuente de su calma y sosiego, él notó que sólo una cosa pasaba por su mente...
 
...Aquellos ojos color amatista...

...Gélidos labios...
 
Todo el cuerpo de aquel joven había perdido el control ante aquellos gélidos labios...
 
Un remolino de oscuridad comenzó a envolverlos rápidamente, pero él ni siquiera lo había notado... su cuerpo se hallaba inmóvil a la espera de cualquier movimiento de aquella bella dama, y sus ojos sólo se concentraban en seguir los movimientos de los bellos ojos color amatista que pertenecían a aquella mujer...
 
Sin notarlo, él comenzó a perder el rastro de todos sus recuerdos mientras se encontraba tomado de la mano de ella... su familia, sus amigos, su niñez, su adolescencia, todo, se esfumaba a cada paso que daba junto a la preciosa joven,  la cual tomó una rosa roja con sus manos a la cual le dió un beso mientrs él sentía lentamente que su único objetivo era ella... perdido en su figura, recorriendo su silueta con su mirada, perdiéndose en sus ojos, él sólo deseaba estar a su lado... nada ni nadie más le importaba ya... Sin que ninguno de los dos lo notara, comenzaron una suave danza al ritmo del viento en aquel jardín, y en medio de la danza la bella joven abrió sus labios para decir...
 
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-...Quién eres?- le dijo con una suave voz la bella mujer al obnubilado muchacho...
 
-Yo... yo... no lo sé...- respondió confundido, pero no por ello alterado, ya que seguía concentrado en ver los movimientos que ella hacía con sus bellos y fríos labios...
 
Ella, satisfecha pero dominada por una gran tristeza, acercó nuevamente su rostro al del joven muchacho, y sellando sus palabras con un suave beso, se aferró a él suavemente, deseando con todas sus fuerzas que las cosas no fueran como ella sabía que serían... separándose de él, y tomando su mano, ella le susurró...
 
-Qué deseas?-
 
-...Estar a tu lado...-
 
-De ser así, tendrás que buscarme en el lugar donde las rosas toman de nuevo su color... cuando me encuentres, todo volverá a tí... tu vida regresará, y podrás decidir plenamente qué hacer y si a pesar de todo podrás perdonarme y desearás estar conmigo...-
 
La joven besó una última vez al desorientado muchacho que no entendió sus palabras, y posando la rosa que había tomado en la mano de él, su mirada color amatista se cruzó con la mirada inocente del joven, tomando ahora una tonalidad carmesí intensa, a la vez que sus labios se deslizaron por el cuello del joven, para luego dar paso a un par de afilados colmillos... Él sólo pudo sentir una pequeña punzada en el cuello mientras observaba cómo la luz se ocultaba a él en una centelleante danza de oscuridad infinita...
 
...El cuerpo del joven se dejó guiar por un frenesí incontrolable de instintos luego de aquel momento... su cuerpo, dominado por un inexplicable ardor y deseo, instintivamente tomó el cuerpo de la joven, quien aparentemente ya esperaba con tristeza que ello sucediera sin por ello mover un sólo músculo, cruzando su mirada con la ahora inconsciente y encendida mirada carmesí del joven, quien tenía un aspecto lúgubre, poseso e inundado de ansias de obtener placer... envuelto entre las sombras, el joven despojó a la encantadora dama de sus ropajes, a la vez que ella, dejándose dominar por sus instintos básicos, hizo lo propio con él, fundiendo sus cuerpos en una danza de placer y lujuria incontrolables sin que nada ni nadie los interrumpiera...
 
...Un par de horas más tarde, el joven despertó de un corto letargo, ya vestido, y sólo encontró en su mano una rosa cristalizada, con el rastro de los suaves labios de la joven en uno de sus pétalos...moviéndose de forma taciturna por aqel frío y oscuro lugar, sin tener más recuerdos que aquella rosa cristalizada y aquellos ojos color amatista, sin sentimiento alguno aparte del ahnelo por estar junto a ella, aquel joven comenzó a emprender su camino por la senda eterna de la oscuridad...